Desde que mi mente consigue recordar, todos los humanos al comienzo de cada año se ponen a dieta. Esta modificación alimenticia viene precedida de unos días de ingestas de comida exageradas: turrones, roscones, mazapanes, polvorones... alimentos típico del final del año terrícola.
Esta conducta está registrada en mis cuadernos como un patrón de comportamiento, es decir, una forma constante de pensar, sentir, reaccionar físicamente y actuar en determinadas situaciones.
Pero mi nueva investigación me esta haciendo replantearme esta afirmación, ya que desde que observo a mis pequeños terrícolas esto no ocurre. Ellos y ellas se alimentan de manera saludable, rica y variada todos los días del año.
Un adulto terrícolas al que ellos y ellas llaman Rober les ha retado a comer saludable a cambio de una recompensa. Mis pequeños terrícolas han accedido encantados, lo que no sabe él es que esa batalla ya está ganada antes de empezar. Ansioso me hallo esperando la recompensa.
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