¿Quién dijo que las emociones no son importantes? Se trata de reacciones que todos y todas experimentamos continuamente: alegría, tristeza, miedo, ira… y por ello creemos que desde el aula es necesario trabajarlas.
Si bien es cierto que las tenemos en cuenta desde que entramos al cole hasta que salimos, hay una materia en la que solemos trabajarlas y hablar de ellas más abiertamente.
Aprovechando que las películas nos encantan, en este caso lo hicimos a través del cine. Una buena peli para hacernos reflexionar es la de Wonder, basada en el libro de Raquel Jaramillo Palacio.
El protagonista es un niño de 10 años que ha nacido con una deformidad facial que le obliga a pasar por el quirófano en repetidas ocasiones. Cuando llega al colegio todos y todas le miran como si se tratase de un bicho raro y, por supuesto, nadie quiere ser su amigo/a. ¿Cómo creéis que se sentiría?
En clase no tardamos en ponernos en su piel. Trabajamos la empatía sin ser conscientes de ello, y pronto descubrimos que en ocasiones es necesario esforzarse por conocer a los compañeros/as y demostrarles lo mucho que valen.
¡OJO SPOILER! Al final de la película August se convierte en un alumno querido y apreciado, y para descubrirlo, sus compañeros/as solo tuvieron que esforzarse en conocerlo un poquito más allá de su apariencia física.
Como todos y todas en ocasiones sentimos ser August, hemos realizado una dinámica muy divertida para recordar lo mucho que valemos. Para ello, hemos recortado el nombre de todos los niños y niñas de la clase y, a ciegas, hemos cogido uno. Una vez descubrimos quién nos había tocado, pensamos en todas las cualidades positivas que tiene y las escribimos en un post-it. Finalmente los pegamos en una cartulina y de manera individual salimos a buscar nuestro nombre y leer los “piropos” que aparecían junto a él.
Lo más intrigante y divertido es que no desvelamos sobre quién habíamos escrito, aunque a algunos/as nuestra caligrafía nos delató.
Os aseguro que a todos/as se nos dibujó una sonrisa:
